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Repartiendo Brillo: un salón que redefine la belleza desde el amor propio

  • Foto del escritor: Dareliz Giselle
    Dareliz Giselle
  • 28 sept
  • 3 Min. de lectura

By: Dareliz Giselle| 28 de septiembre de 2025


En un rincón donde la belleza se convierte en un acto de amor propio y sanación, nace Repartiendo Brillo, un salón que trasciende los límites de lo estético para convertirse en refugio emocional, comunidad y espejo de autenticidad. Su fundadora Bianca Virella,  ha convertido su historia personal en una misión colectiva: recordarle a cada mujer que su luz interior jamás se apaga… solo necesita el lugar correcto para volver a brillar.

 

Más allá de un peinado perfecto

“Desde mis inicios entendí que la belleza no se trata solo de estética, sino de un espacio cómodo, seguro y lleno de amor”, confiesa Virella. Inspirada por sus propias vivencias, decidió crear un espacio donde la transformación fuera más profunda que un cambio de look. “Quise crear un lugar donde las mujeres pudieran reconectar con su brillo interior, sanar desde lo emocional y recordar que son hermosas y valiosas tal como son. Mi propósito siempre ha sido acompañarlas en ese proceso”, añade.


Así nació Repartiendo Brillo, una experiencia sensorial que va desde la calidez del recibimiento hasta el abrazo simbólico que ofrece cada servicio.

 

Inclusión como acto de belleza

La propuesta de este espacio rompe con los moldes tradicionales de la industria. Su filosofía de belleza inclusiva no solo celebra la diversidad de cuerpos, texturas y estilos, sino que abraza la totalidad del ser.

“Promovemos una belleza que respeta y celebra la diversidad, ofreciendo a nuestras clientas con un enfoque especial en mujeres plus size; un espacio seguro, personalizado y de alta calidad”, explica. 

 

Bianca Virella. Fundadora Repartiendo Brillo. (Suministrada)
Bianca Virella. Fundadora Repartiendo Brillo. (Suministrada)

El cabello no tiene talla…pero la experiencia, sí.

Uno de los pilares fundamentales del salón ha sido visibilizar las incomodidades que muchas mujeres plus size han vivido durante años en salones convencionales: sillas demasiado pequeñas, batas que no cierran, mobiliario incómodo o miradas que juzgan.


“La gente no siempre lo dice en voz alta, pero muchas chicas plus hemos pasado por incomodidades en sillas pequeñas o espacios donde no nos sentimos cómodas”, comenta Bianca.

 Por eso, este salón fue diseñado con intención: pensando en cuerpos reales, espacios cómodos y servicios donde el bienestar emocional es tan importante como el físico.


El cabello no tiene talla, pero la experiencia sí importa. “Aquí todas podemos disfrutar del proceso de belleza sin preocupaciones”, asegura la fundadora con firmeza.

 

¿Cómo es la experiencia?

Aunque es difícil explicarlo con palabras, el ambiente se siente apenas se cruza la puerta. El salón ha sido descrito por sus clientas como un lugar donde una llega pesada y sale ligera, donde los silencios también sanan y donde el brillo regresa a la mirada. “Muchas veces recibimos clientas que llegan cabizbajas, tristes o cargadas, y al salir son otras personas: más sonrientes y con una energía renovada.”

El nombre Repartiendo Brillo surgió precisamente de ellas: “Fueron las mismas clientas quienes lo inspiraron, porque entendieron que aquí no solo se trabaja el cabello, sino que se reparte luz, amor y confianza.”

 

Repartiendo Brillo salon. (Suministrada)
Repartiendo Brillo salon. (Suministrada)

Promoviendo autoestima

Enfrentar los estereotipos de la industria ha sido uno de los mayores retos para esta emprendedora. “Abrir camino con un concepto que no es común, pero sí necesario, no ha sido fácil”, confiesa.Sin embargo, cada lágrima transformada en sonrisa, cada clienta que se va con el corazón más liviano, representa una victoria.

“Mi mayor satisfacción ha sido ver cómo, luego de un servicio, hay quienes sueltan lágrimas de baja autoestima y se van con una nueva mirada sobre sí mismas. Eso me llena y me reafirma que estamos haciendo lo correcto.”


La Industria…

Diversos estudios han evidenciado que muchas mujeres pertenecientes a grupos subrepresentados, ya sea por su tamaño corporal, raza, clase social u orientación sexual, experimentan barreras significativas en su relación con la moda. A través de entrevistas cualitativas, se ha documentado cómo estas mujeres enfrentan una falta de representación visible, con campañas, catálogos y pasarelas donde sus cuerpos, tonos de piel o siluetas están ausentes, reforzando sentimientos de invisibilidad. También relatan enfrentarse a estereotipos rígidos de belleza que promueven un ideal delgado, homogéneo y limitante, generando experiencias de juicio o exclusión. Estas barreras se extienden al plano estructural, con limitaciones en la oferta de tallas intermedias, cortes mal adaptados o espacios de compra no inclusivos, donde muchas deben conformarse o buscar fuera del circuito comercial tradicional. Las consecuencias no son solo prácticas, sino también emocionales: discriminación en tiendas, estrés psicológico, desgaste emocional por tener que adaptarse constantemente y una sensación de exclusión del discurso de la moda como herramienta de identidad. En muchos casos, estas experiencias afectan directamente la autoestima y el bienestar psicológico, reafirmando la urgencia de repensar una moda verdaderamente diversa y representativa (Cavusoglu & Atik, 2023).






Referencias

Cavusoglu, L., & Atik, D. (2023). Extending the diversity conversation: Fashion consumption experiences of underrepresented and underserved women. Journal of Consumer Affairs, 57(3), 1118–1136. https://doi.org/10.1111/joca.12504 

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